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La disciplina es el valor de la armonía, porque todo guarda su lugar y su
proporción. Los seres humanos debemos tender a nuestra propia armonía de ser,
pensando, y actuando siempre en relación a un buen fin. Para conquistar este
valor hay que empezar por aprovechar nuestra necesidad de orden en las casas y
para ello hay que tenerles un lugar a cada cosa y mantenérselo por medio de la
disciplina, poner siempre allí esas cosas. También hay que practicar el orden
en el hablar, en el vestir y en nuestras pertenencias.
La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y
perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos lineamientos
para poder lograr más rápidamente los objetivos deseados,
soportando las molestias que esto ocasiona. La principal necesidad para
adquirir este valor es la Autoexigencia; es decir, la capacidad de
pedirnos a nosotros mismos un esfuerzo "extra" para ir haciendo las
cosas de la mejor manera. El que se sabe exigir a sí mismo se hace
comprensivo con los demás y aprende a Trabajar y a darle sentido a todo lo que
hace. La disciplina es indispensable para que optemos con persistencia por el
mejor de los caminos; es decir, por el que nos va dictando una conciencia bien
formada que sabe reconocer los deberes propios y se pone en marcha para actuar.
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