El Perdón
Amar a quién nos ama es algo
común con los paganos. Todos los hombres lo hacen, más o menos. Pero el
seguidor de Cristo debe vivir un amor superior. Debe amar también cuando le
ofenden y le persiguen. Debe perdonar.
Perdonar es el camino de la
sanación, es el dejar marchar la dureza que se tenía hacia una persona;
soltando todas esas cosas que abrigábamos contra esa persona y soltándola de
ese vínculo; perdonar es un proceso que dura toda la vida y se va recibiendo la
gracia en cada momento.
El perdonar no borra el mal
hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el
derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la
responsabilidad al ofensor por el daño hecho. Perdonar es un proceso complejo.
Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer. Al ofrecer este regalo a la
otra persona, nosotros también lo recibimos.
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