La generosidad es una virtud que
difícilmente se puede apreciar en los demás con objetividad. En el momento de
juzgar los actos de otras personas estaremos, normalmente centrando la atención
en el que recibe o en las características de la aportación.
Generosidad es un concepto
que se refiere a la inclinación a dar y compartir por sobre el propio interés
o la utilidad. Se trata de
una virtud y un valor
positivo que puede asociarse a la caridad.
La persona generosa piensa en repartir
aquello que tiene con otros menos afortunados. Su conducta se basa en reconocer las
necesidades del prójimo y tratar de
satisfacerlas en la medida de sus posibilidades.
La Pureza
La pureza, es el valor
de la hermosura, de la limpieza. Pureza, es el estado en que todo parece pulcro,
sublime, lleno de motivos para ser admirado.
Una persona que guarda
dentro de sí la pureza, es la que valora su vida, es la que tiene motivos
para sonreír y emana respeto.
Mantener la pureza en
nuestra vida y en lo que hacemos, es lo que nos permite realizar cosas
maravillosas por los demás y por nosotros mismos, es lo que nos impulsa a
implantar la belleza en
nuestros actos.
Pureza es libertad de todo
lo que debilita, impide o cambia la naturaleza de un ser o su actividad. Pureza
de fe significa ausencia de error; pureza de intención es la exclusión de la
propia voluntad a favor de la voluntad de Dios; pureza de conciencia es la
ausencia de sentido de culpa; pureza en la moral se refiere generalmente a la
virtud de la castidad,
pero en términos más amplios se refiere a una vida moral intachable.
La Disciplina
La disciplina es el valor de la armonía, porque todo guarda su lugar y su
proporción. Los seres humanos debemos tender a nuestra propia armonía de ser,
pensando, y actuando siempre en relación a un buen fin. Para conquistar este
valor hay que empezar por aprovechar nuestra necesidad de orden en las casas y
para ello hay que tenerles un lugar a cada cosa y mantenérselo por medio de la
disciplina, poner siempre allí esas cosas. También hay que practicar el orden
en el hablar, en el vestir y en nuestras pertenencias.
La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y
perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos lineamientos
para poder lograr más rápidamente los objetivos deseados,
soportando las molestias que esto ocasiona. La principal necesidad para
adquirir este valor es la Autoexigencia; es decir, la capacidad de
pedirnos a nosotros mismos un esfuerzo "extra" para ir haciendo las
cosas de la mejor manera. El que se sabe exigir a sí mismo se hace
comprensivo con los demás y aprende a Trabajar y a darle sentido a todo lo que
hace. La disciplina es indispensable para que optemos con persistencia por el
mejor de los caminos; es decir, por el que nos va dictando una conciencia bien
formada que sabe reconocer los deberes propios y se pone en marcha para actuar.
La Lealtad
La lealtad es un término
estrechamente relacionado con la fidelidad, la confianza y la amistad. La
lealtad es una virtud, un compromiso con lo que creemos, con nuestros ideales y
con las personas que nos rodean. La lealtad está íntimamente ligada al carácter
de una persona, a su valor y honor.
La lealtad tiene que
ver con el sentimiento de apego, fidelidad y respeto que nos
inspiran las personas a las que queremos o las ideas con las que
nos identificamos. Los que son leales poseen un alto
sentido de compromiso y ello les permite ser constantes en sus
afectos y cumplidores de su palabra.
La lealtad es un
corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a
defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien
es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y
cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo
superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo
la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en
las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque
tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la
sociedad misma.
El Perdón
Amar a quién nos ama es algo
común con los paganos. Todos los hombres lo hacen, más o menos. Pero el
seguidor de Cristo debe vivir un amor superior. Debe amar también cuando le
ofenden y le persiguen. Debe perdonar.
Perdonar es el camino de la
sanación, es el dejar marchar la dureza que se tenía hacia una persona;
soltando todas esas cosas que abrigábamos contra esa persona y soltándola de
ese vínculo; perdonar es un proceso que dura toda la vida y se va recibiendo la
gracia en cada momento.
El perdonar no borra el mal
hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el
derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la
responsabilidad al ofensor por el daño hecho. Perdonar es un proceso complejo.
Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer. Al ofrecer este regalo a la
otra persona, nosotros también lo recibimos.
La Responsabilidad
La responsabilidad es un valor que está en la
conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y
valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral.
La persona responsable es aquella que actúa conscientemente siendo él la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido.
También es el que cumple con sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
Responsabilidad significa capacidad de responder, de dar cuenta de nuestros actos. La conducta irresponsable es conducta inmadura. Asumir una responsabilidad ser responsable es indicio de madurez.
jueves, 28 de febrero de 2013
La Dignidad
La dignidad se construye y se proyecta por medio de nuestra
manera de vivir, no permitiendo a los demás hacernos objeto de ultrajes o
humillaciones.
Uno de los fundamentos principales de la dignidad es auto
valorarse y auto respetarse, es decir auto amarse. La dignidad implica el
merecer lo mejor.
La dignidad va mano con mano con nuestro auto estima porque
nos impulsa a resistirnos el ser utilizados o explotados por alguien que quiere
tomar ventaja de nosotros en el trabajo o en una relación sentimental.
La dignidad humana es aquella condición especial que reviste
todo ser humano por el hecho de serlo, y lo caracteriza de forma permanente y
fundamental desde su concepción hasta su muerte
.
La Esperanza
La esperanza es tener alegría, no perdamos la
alegría de vivir pues sin ella nunca podremos llegar a las metas que nos
hayamos propuesto. Ese es el valor de la esperanza, hacer de nuestra vida un
proyecto de actividades que tenemos pensado realizar, no importa cuánto tiempo
nos lleve, pero sabemos que cada día que pasa es un día menos que nos falta
para que se realice.
La Paz
La paz es el fruto de la sana convivencia entre los seres
humanos. Para hacerla posible es necesario un ordenamiento social justo,
en el que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades de desarrollarse
como personas y les sean respetados sus derechos fundamentales.
Los que
practican la paz saben que ésta no es simplemente la ausencia de conflictos,
pues los hombres siempre han sido y serán conflictivos, sino la capacidad de manejar
dichos conflictos y superarlos por medio de métodos no violentos como la
protesta pacífica, el diálogo y la negociación.
La Paz se hace presente en cada momento del día, en el pan
en la mesa, en la dignidad del trabajador que gana su sustento honradamente, en
el trato cordial de un empleado público, en los jóvenes que se preparan para
ser personas de bien, en el vuelo migratorio de las aves, en un niño que
aprende a cuidar un árbol, en un abuelo que sonríe, en la primera siesta de un
bebé, en la evolución del ser humano hacia su destino superior, en el progreso
de la ciencia aplicada a la sanación, en el respeto por la Madre Tierra, por lo
sagrado, por el río, por los animales, por los primeros habitantes de estas
tierras, por nosotros mismos...
“Vivir la fraternidad y la armonía entre los seres
humanos son los ideales de la paz”
La Confianza
La confianza es el fundamento de
toda relación humana. Nadie puede caminar junto al otro sin tener la certeza de
que puede confiar en él. Sin confianza es imposible avanzar y crecer. Cuando
hablamos de confianza hablamos de transparencia. Para confiar en otra persona
hace falta primero tener unconocimiento. Cuanto más se conoce, más confianza hay en una
relación. Donde hay confianza se da unacomunicaciónbonita y enriquecedora.
En las
relaciones es muy importante cuidar mucho la confianza. Ésta siempre se tiene
que basar en lalibertad.
La
confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse.Es la capacidad de defenderse de forma honesta y
respetuosa.La confianza es el
fundamento de toda relación humana. Nadie puede caminar junto al otro sin tener
la certeza de que puede confiar en él. Sin confianza es imposible avanzar y
crecer. Cuando hablamos de confianza hablamos de transparencia. Para confiar en
otra persona hace falta primero tener unconocimiento. Cuanto más se conoce, más confianza hay en una
relación. Donde hay confianza se da unacomunicaciónbonita y enriquecedora. En las
relaciones es muy importante cuidar mucho la confianza. Ésta siempre se tiene
que basar en lalibertad.
La
confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse.Es la capacidad de defenderse de forma honesta y
respetuosa.
miércoles, 27 de febrero de 2013
La Solidaridad
La solidaridad nace del ser
humano y se dirige esencialmente al ser humano. La verdadera solidaridad,
aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que
favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada
principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres. Esta
igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser
humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su
raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido.
La solidaridad implica afecto: la fidelidad del amigo, la
comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas
impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de
justicia, pero si es un deber de solidaridad.
La solidaridad debe
reflejarse en un compromiso
con el otro, con su dignidad, su libertad y su bienestar,
especialmente por lo que respecta a los más necesitados. Implica conservar
nuestra capacidad de indignación ante las injusticias y estar listos para
combatirlas, así como el compromiso con el respeto de los derechos de los
demás.
Asimismo, el valor de la
SOLIDARIDAD dispone el ánimo para actuar siempre con sentido de comunidad. La
persona solidaria sabe muy bien que su paso por el mundo constituye una
experiencia comunitaria y que, por tanto, las necesidades, dificultades y
sufrimientos de los demás no le pueden ser ajenos jamás. Quien es solidario
sabe que su propia satisfacción no puede construirse sobre el bienestar de los
demás, está consciente de que en cada hombre hay la posibilidad de sentirse
útil y realizado en todos los aspectos como persona.
El
Respeto
El
respeto comienza en la propia persona y está referido a las leyes naturales. El
estado original del respeto está basado en el reconocimiento del propio ser
como una entidad única, una fuerza vital interior, un ser espiritual, un alma.
La conciencia elevada de saber “quién soy” surge desde un espacio auténtico de
valor puro.
El respeto exige un trato amable y cortés; el respeto es
la esencia de las relaciones humanas, de la vida en comunidad, del trabajo en
equipo, de la vida conyugal, de cualquier relación interpersonal. El respeto es
garantía absoluta de transparencia.
El respeto consiste en el reconocimiento de los intereses y sentimientos del
otro en una relación. Aunque el término se usa comúnmente en el ámbito de las
relaciones interpersonales, también aplica a las relaciones entre grupos de
personas, entre países y organizaciones de diversa índole.
La Honestidad
Ser honesto es ser real, auténtico, genuino. La honestidad
expresa respeto por uno mismo y por los demás. Es aquella cualidad humana por
la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y
en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida
ella misma).
La honestidad es aquel que no toma nada que no le pertenezca, no oculta nada, se ven en la transparencia de los actos cotidianos, tienen el coraje para decir siempre la verdad, no hacen cosas que dañen a los otros, obran de forma correcta y clara.
La
Amistad
La amistad es un valor universal.
Está claro que difícilmente no podemos sobrevivir en la soledad y el
aislamiento. Necesitamos a alguien en quien confiar, a quién llamar cuando las
cosas se ponen difíciles, y también con quien compartir una buena ocasión.
Caerse bien es algo muy fundamental dentro de una relación de amistad.
Las amistades normalmente comienzan de imprevisto, y muchas veces sin
buscarlas. En el camino de la vida vamos encontrándolas. Y todo comienza porque
alguien "nos cae bien" y se convierte en una buena persona.
Nos permite tener
experiencias y adquirir conocimientos. Es uno de los valores más hermosos y
poderosos, pero debe ser recíproca y sincera para que sea verdadera y duradera.
La amistad se basa en la mutua confianza, el objetivo es
ayudar al otro y consecuentemente a sí mismo. No se impone, ni se programa,
como todo en la vida requiere de un esfuerzo para conseguirlo y lo más
importante es poner los medios para lograrlo.
La amistad es un
vínculo que nos proporciona la posibilidad de compartir experiencias,
conocimientos e incluso medios económicos. Los lazos de amistad se potencian
recíprocamente y no puede existir por separado. La realidad de la amistad es
dual. Implica la existencia de al menos dos personas. La amistad necesita a
un interlocutor para compartir, crecer mutuamente y descubrir (se) en él sus
valores y también sus deficiencias.
El buen amigo no anula al otro sino que lo potencia, es su compañero y
un facilitador de sus muchas posibilidades. Sufre cuando tú sufres y se alegra
cuando tú te alegras. No es envidioso, ni prepotente ni se aprovecha de ti.
Un buen amigo:
• Sabe todo de ti. • Te quiere tal cual eres. • Está contigo en los momentos buenos y en los
momentos malos. • Comparte las alegrías contigo al igual que tus
sufrimientos. • Te apoya cuando lo necesitas. • Nunca trata de anularte. • Te da buenos consejos.
LaHumildad
La humildad se
puede definir como conocer nuestras propias debilidades y limitaciones y actuar
en consecuencia. Humildad también es aceptar que no somos perfectos, que somos
humanos, capaces de cometer errores, y que vinimos a esta tierra a aprender de ellos,
y de muchas otras fuentes. Debemos tener presente que no existe diferencia
alguna en nosotros y que nadie es mejor que nadie, sino que cada quien tiene su
valor, y todos tenemos nuestros aportes importantes que realizar.
La verdadera HUMILDAD es reconocer con realismo todo lo
bueno y todo lo malo que tengo, y después tomarlo en mis manos y saber que yo
solo no puedo hacer nada con ello, pero CON LA AYUDA DE DIOS, puedo aumentar
mis cualidades y corregir mis defectos para poder realizar la VOLUNTAD DE DIOS
EN MI VIDA.
Para
Reflexionar..
“Si quieres ser grande, comienza por ser
pequeño; si quieres construir un edificio que llegue hasta
el cielo, piensa primero en poner el fundamento de la humildad. Cuanto mayor
sea la mole que se trate de levantar y la altura del edificio, tanto más hondo
hay que cavar el cimiento. Y mientras el edificio que se construye se eleva
hacia lo alto, el que cava el cimiento se abaja hasta lo más profundo. El
edificio antes de subir se humilla, y su cúspide se erige después de la
humillación.”
lunes, 25 de febrero de 2013
La Tolerancia.
Podríamos
definir la tolerancia como la aceptación de la diversidad de opinión, social,
étnica, cultural y religiosa. Es la capacidad de saber escuchar y aceptar a los
demás, valorando las distintas formas de entender y posicionarse en la vida,
siempre que no atenten contra los derechos fundamentales de la persona...
La
tolerancia si es entendida como respeto y consideración hacia la diferencia,
como una disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar
distinta a la propia, o como una actitud de aceptación del legítimo pluralismo,
es a todas luces una virtud de enorme importancia.
El
mundo sueña con la tolerancia desde que es mundo, quizá porque se trata de una
conquista que brilla a la vez por su presencia y por su ausencia. Se ha dicho
que la tolerancia es fácil de aplaudir, difícil de practicar, y muy difícil de
explicar.
Para ser tolerantes...
• Pongámonos en el lugar de los otros para tratar de entender sus problemas y
su manera de actuar. • Escuchemos sin interrumpir y demos a los demás la oportunidad de expresarse. • Veamos en la diversidad de razas y culturas una señal de la riqueza y
amplitud del mundo, en lugar de motivos de desconfianza.
El amor no es sólo un deseo, una
pasión, un sentimiento intenso hacia una persona u objeto, sino una conciencia
que es a la vez desinteresada y satisface el propio ser. Se puede sentir amor
por el país de origen, por un propósito apreciado, por la verdad, la justicia,
la ética, por las personas, la naturaleza, el servicio a los demás y por Dios.
El amor emana de la verdad y de la sabiduría. El amor basado en la sabiduría
es amor real, no es un amor a ciegas. Descubrir los secretos del amor es
observar cómo se revelan los secretos de la vida. El amor es el sentimiento más
importante de los seres humanos. El amor es comprender, servir, dar, compartir,
querer, respetar y convivir. A través del amor podemos compartir cosas buenas y
malas con lo que nos rodean. En nuestra familia, gracias al amor, participamos
de las alegrías y fracasos, del mismo modo como lo haríamos con un amigo...
cuando nos sentimos apreciados, respetados y comprendidos, mejoramos la
convivencia y fomentamos el espíritu. El Amor espiritual significa no fijarse
en las debilidades de los demás, sino interesarse en eliminar los propios
defectos. El método para hacer eso es revisarse internamente con regularidad
para verificar hasta que punto se ha adoptado el hábito natural de hacer
felices a los demás, en vez de hacerles sufrir. El mundo piensa en Dios como la
máxima fuente de amor, la Llama Eterna. Dios da, de manera incondicional, amor
imperecedero, universal y único. Imperecedero porque es ilimitado,
constantemente radiante y siempre disponible. Universal porque no tiene límites
ni preferencias, emana vibraciones amorosas hacia todas las almas de todas las
culturas, razas y credos. Único porque el fuego del amor de Dios limpia el
corazón y el alma. Los que se benefician de este amor restablecen los lazos de
una relación eterna. Los que experimentan el amor espiritual de Dios, los que
“se funden con la Llama Eterna de la Verdad”, se desconectan de toda falsedad.
La Fe es el fundamento de las cosas que se esperan y un
convencimiento de las cosas que no se ven. Si bien la fe abarca las
creencias en la historia de la teología, en estas se encuentra una
distinción grande entre la fe propiamente dicha y las obras que esta produce y
de otro lado entre fe y conocimiento. Hay pensadores que afirman “las buenas
obras son consecuencia de la fe”, desde esa
perspectiva hay que tener FE en sí mismo y confianza en los demás. FE es ver lo posible
en lo imposible, es ser capaz de ver lo invisible de facilitar al ser, las
herramientas para que tengan FE.
Es por ello, que la importancia de la fe la tengamos siempre presente,
pues ella es imprescindible para poder llegar al amor al Señor, sencillamente
porque nadie ama aquello que cree que no existe. El valor de la fe en esta vida, es insustituible. La fe
es la primera piedra, el fundamento, el primer paso que hemos de dar para
avanzar en el camino de nuestra futura glorificación. Dios da el don de
la fe a quien se lo pide, a quien humildemente acude a Él,para encontrarle y la oración es el compendio de nuestra relación con Dios. El grado de nuestra fe es el grado de nuestra oración;
la fuerza de nuestra esperanza es la fuerza de nuestra oración; el calor de
nuestra caridad es el calor de nuestra oración.
Los Valores Teresianos nos ayudan a desarrollar desde el hecho educativo una conciencia crítica y una identidad cultural propia que permite colaborar en la construcción de una nueva sociedad, democrática, intercultural, incluyente y solidaria. Formando una conciencia crítica y ecológica que nos comprometa con la ética del cuidado de la vida en todas sus manifestaciones. Gracias a los valores que nos inculcan día a día podemos formar una Venezuela pulcra si colocamos en practica lo que nos enseñan en el hogar, en el colegio o en el lugar de trabajo. Podemos ser niños, jóvenes y adultos de bien.